Fuente lavadero del Pozo Marcos
En torno al agua surge la vida.
Un espacio social para las mujeres.
En torno al agua surge la vida. Fuentes y manantiales naturales hicieron a las gentes acercarse a sus frescas y reparadoras aguas. Parada obligatoria de ganaderos y pastores para saciar la sed, refrescarse y, sobre todo, juntarse.
Como pasa con la gran mayoría de lavaderos que hay repartidos por todos los pueblos de la península, surgen a finales del S. XVIII y durante el siglo XIX para amortiguar los esfuerzos -a veces casi inhumanos- que sufrían las mujeres que se encargaban de realizar esta tarea. De esta época precisamente data la construcción de esta fuente cuyo agua proviene de un manantial que se aleja 200 metros monte arriba. Dos caños desembocan a un pilón de enormes bloques de piedra caliza con forma de L, que hacía las veces de abrevadero. y vierte sus aguas directamente al lavadero.
La cesta de mimbre a la cintura, la pastilla de jabón casero, una receta milenaria, grasa y sosa. Azulete para blanquear sábanas y enaguas. Las mujeres y su química perfecta. Rumor y risas de muchachas con toda la vida por delante, conversaciones entre hermanas, hijas y madres. Los lavaderos era sin duda el espacio social de las mujeres, lugares que estuvieron llenos de vida hasta los años 70 del siglo XX cuando llegó -hasta a los hogares más humildes- la lavadora.